
Con el inicio del segundo tiempo las tornas fueron las mismas, el filial tenía el control del partido y pudo haber sentenciado antes de complicarse la vida como lo hizo. El Pulpileño, como se presumía, apretó para meterse en el partido, y pudo hacerlo pronto de penalti. Richard lo cometió y Juan Cruz lo detuvo para seguir dando confianza al equipo local, que cada vez se veía más próximo a sumar otros tres puntos. Y quizá ese pelín de confianza fue su condena, porque a partir de ese momento el encuentro comenzó a ponerse cuesta arriba. El rival marcó un gol y ajustó el resultado para presionar más al equipo de Acciari, era mediada la segunda parte y cuando quedaba un cuarto de hora el guardameta grana, que había detenido una pena máxima, fue expulsado. Acciari ya había realizado los tres cambios por lo que el que se ‘calzó’ los guantes fue Dani Mauri, quien había adelantado a los grana.
Se ponía el malagueño bajo palos para colocar a la defensa e intentar detener una falta, que mandó a córner y el saque de esquina lo despejó de puños el bravo futbolista grana, que no se amilanó en la portería. Pero el partido se hizo eterno para los murcianistas y en una contra del Pulpileño llegó el tanto del empate. No pudo hacer nada Mauri para evitar que ese balón tocara la red.
Los chicos del Imperial vieron peligrar el resultado, lo que desde luego no habría sido justo por los méritos desplegados por unos y unos sobre el terreno de juego. Al final empate a dos y sabor agridulce en la parraquia pimentonera.
¡Vamos Imperial!
Fuente: Real Murcia