
-Tiene cara de cansado.
-Ha sido un 'match ball' tras otro. Ha habido muchas cosas que no se han sabido. Ha sido un año muy intenso. Fue como un deber y un compromiso, una obligación ponerme al frente del Murcia. La familia Samper no quería estar. Consideraba conveniente no estar y yo no tuve más remedio, pero hubiera dado cualquier cosa por no haber estado ahí.
-¿Lo hizo por los Samper?
-No lo hice por los Samper. Con quien yo tuve mucha relación fue con Jesús. Una relación humana y de afecto. Él no daba nunca explicaciones de por qué hacía las cosas. Mi compromiso era con el Real Murcia, siempre me mantuve cercano al club antes de que llegara Samper. Yo no pude rehuir esta responsabilidad.
-¿Pensó estar menos tiempo?
-Si hubiéramos ascendido a Segunda el verano pasado, ya me habría ido del club. Hubiera sido el principio del fin de la crisis. Ya hubiéramos llegado a un acuerdo con Hacienda y la Seguridad Social, y el club estaría mucho más estabilizado.
-¿Cuál ha sido el peor momento?
-Uno de los peores momentos de mi vida lo pasé en la víspera del cumplimiento del plazo para el reconvenio. La última adhesión no llegaba. Veía que al día siguiente los titulares iban a ser 'El Murcia, a liquidación' y yo de presidente. Fue una pesadilla pensar que los 108 años de historia del Murcia llegaran a su fin con una liquidación y yo como presidente. Las dos últimas noches no pude dormir. Sé quién estuvo conmigo en aquellos momentos y quién lo estuvo menos. Pero hubo otros momentos casi igual de difíciles.
-Deja al Murcia mejor de lo que estaba en diciembre de 2015.
-Cuando cogimos el Murcia el momento era muy malo, la plantilla y los trabajadores acumulaban muchos retrasos. Lo peor no eran la deuda grande con Hacienda, préstamos etc. Lo peor y más delicado era el día a día, pagar a los empleados, los proveedores, los suministros... Se debía todo. Seguro que si Jesús no se hubiera muerto, esa Navidad o en enero habría hecho un desembolso de los que hacía de vez en cuando. Pero después de todo y de encauzar el club sigo pensando lo mismo que antes: la deuda del Murcia es muy gestionable, aunque el Murcia en Segunda B no tiene porvenir. Sin embargo, en Segunda todos los problemas del Murcia se solucionarían.
-¿Qué le ha faltado a su gestión?
-Tengo una espina clavada con la ampliación. Esperaba que el murcianismo, en general, hubiera acudido con más fuerza. Esperaba más participación. Pero sé que en el fútbol lo deportivo es lo más importante. Si el Murcia hubiera subido a Segunda, la ampliación hubiera sido un exitazo, hubiera llegado gente de todos lados. Incluso si el 15 de noviembre, cuando acabó la ampliación, el Real Murcia hubiera ido primero, hubiera sido otra cosa.
-¿Ha podido hacer más en este año al frente del Real Murcia?
-Me marcho con la conciencia muy tranquila. Me hubiera gustado haber ascendido, que la ampliación hubiera sido más polarizada. He hecho todo lo que he podido. Se han conseguido cosas y otras no, pero no me las reprocho porque han sido por las circunstancias. Mucha gente estaba preparando el entierro del Murcia. Las perspectivas cuando entramos nosotros eran muy malas. Los Samper, entonces, no podían hacer nada. No se les hubiera abierto ni una puerta ni una ventana. Hubieran tenido que liquidar el club.
-Solo utilizó el despacho de Jesús Samper para los Consejos.
-Por un sentimiento de pudor y por entender que a mí no me correspondía, nunca me he sentado en la mesa del presidente y nunca he utilizado el despacho del presidente en la Nueva Condomina. Nunca he despachado un papel allí. Nunca me senté en la silla de Samper, por un respeto a él y a la entidad. Sus dos plazas reservadas las inutilizamos con una cinta para que nadie aparcara.
-¿Qué le dice a los que aseguran que Abarca ha sido presidente del Murcia por afán de protagonismo?
-No saben lo que dicen. El afán de protagonismo no ha sido lo que nos ha movido a ninguno de los consejeros. Desde luego a mí no me gusta el protagonismo y más en una cuestión tan vidriosa como en el tema del Real Murcia. La caída puede ser muy grande. A mí siempre me gustó estar, pero entre bastidores. Me hubiera gustado irme en el mes de junio, por eso no me ha sentado bien cuando me han acusado de quedarme, después del año que he pasado.
-¿Qué cree que pensaría Jesús Samper de su gestión en el Murcia?
-Samper me tenía mucho aprecio porque decía que yo tenía una virtud que apreciaba y que es la lealtad. Hay gente que no comprende ni siquiera en qué consiste. He sido tremendamente leal a mi familia, a mis clientes. Es una virtud muy importante. Cuando veo gestos de deslealtad, me irritan. Seguro que Jesús estaría contento con las cosas que hemos hecho. Él tenía unos planes muy parecidos para el Murcia que los desarrollados por nosotros.
-Ha llamado a muchas puertas, ¿ha perdido amigos por intentar salvar al Real Murcia?
-No. Puedo entender las circunstancias de cada momento y cada persona. Si me han ayudado, bien. Los amigos me han respondido todos. Los que no me han respondido no eran tan amigos y tampoco tenían por qué responderme.
-El grupo de Moro quiere hacer limpieza en las oficinas del club.
-Son mucha gente para cobrar, pero también mucha gente para trabajar. Puedo decir que los empleados del club me han demostrado que trabajan como fieras. Han recaudado mucho dinero con su trabajo y están dispuestos a todo. Tienen sueldos muy bajos, son un activo que se puede aprovechar. Es una pena que pueda irse gente a la calle que se entrega a su trabajo y que ha aguantado dos y tres meses sin cobrar.
-¿Cuál es la solución definitiva para que el Murcia sea sólido?
-La solución del Murcia está en manos de los murcianos y de los murcianistas, aunque puede llegar alguien que convenza a los murcianos de la conveniencia y lo bonito que sería poder participar en el club de tu tierra. El Murcia vende mucho y tiene apoyos, los murcianos lo llevan en la sangre. Este escudo tiene un valor incalculable.
Fuente: La Verdad