
La derrota por la mínima ante el Écija desanimó mucho a los aficionados, pero el empate en casa del Huelva ofreciendo una imagen bastante distinta a la primera jornada, levantó un poco el ánimo de la tropa murcianista. La goleada en Copa ante el Cacereño, de Tercera División y con los suplentes granas, también supuso un chute de autoestima que ha terminado desembocando en la primera gran alegría de la temporada. La autoritaria victoria, con remontada incluida, del domingo ante El Ejido, ha sido el último rayo de esperanza al que quiere abrazarse una afición que ve ahora cómo su equipo afronta un calendario más propio para calibrar las fuerzas reales de una plantilla que debe aspirar a todo.
Primero toca visitar el campo de un Melilla que, de manera histórica, se ha consagrado como uno de los campos más difíciles para llevarse algún tipo de premio de la ciudad norteafricana. La siguiente cita liguera será un plato fuerte en toda regla. El UCAM, un equipo que no conoce la derrota en este arranque liguero, será la primera prueba de fuego al tener en cuenta que se trata de un adversario que se ha reforzado de manera menos agresivas que los granas, pero que lleva tres triunfos consecutivos, algo que no es sencillo para ningún equipo de la categoría.
Entre medias, mañana miércoles toca segunda ronda de la Copa del Rey y el Racing de Ferrol, también de Segunda B, será la siguiente piedra en el torneo del KO. Los gallegos, al igual que los granas, tienen mucho interés en seguir vivos en este torneo ya que, dos rondas después, un equipo de Segunda B como el Murcia se vería beneficiado con un rival de Primera División y que además milite en competición europea. En este caso, el premio de que Real Madrid y Barcelona estén en el bombo son un premio muy suculento para clubes que cuadrarían sus presupuestos solo por la taquilla de medirse a uno de los dos mejores equipos del panorama internacional.
Después del choque ante los universitarios, visitará Nueva Condomina el equipo revelación del curso pasado, el Villanovense, un choque que será en la sexta jornada, momento en el que más o menos ya estará la cabeza de la clasificación encarrilada, a pesar de los cambios que irá sufriendo a lo largo del curso.
Es muy probable que la plantilla que dirige Manolo Sanlúcar no sea tan mala como se vio en el desafortunado partido ante el Écija ni que tampoco sea el ciclón que pareció ante un Ejido que se vio borrado del mapa con remontada incluida. La máquina grana ha comenzado a engrasarse, pero la directiva confía en que las próximas citas sean claves para iniciar, ahora sí, el despegue definitivo hacia el soñado ascenso al fútbol profesional.
Fuente: La Opinión